El conocimiento está estrechamente vinculado con la realidad y se ha demostrado que esta (realidad) está inextricablemente ligada a la naturaleza de la conciencia humana, por tanto, la creencia de que existe una única realidad verdadera ha dejado de tener validez y utilidad para el conocimiento. Actualmente existen muchos representantes de las corrientes emergentes que buscan dar pasos para comprender la realidad de manera multidimensional, multidisciplinaria y transdisciplinaria. Para Descartes, existían dos formas distintas de realidad, o dos sustancias. Una sustancia es el pensamiento o “alma”, la otra es la extensión o “materia”. Similar era el pensamiento de Platón, quien opinaba que la realidad está dividida en dos.
- el mundo de los sentidos, sobre el que solo podemos conseguir conocimientos imperfectos utilizando nuestros cinco sentidos (aproximados e imperfectos).
- el mundo de las ideas, sobre el cual podemos conseguir conocimientos ciertos, mediante la utilización de la razón.
Esto supone la existencia de dos realidades: la subjetiva, que sería una realidad psíquica que obedece a los intereses del yo, y otra objetiva en cuanto al mundo exterior, que sería la realidad humana que obedece a los intereses sociales. A partir de esto surge el pensamiento metafísico, donde el conocimiento es conforme a lo real; el pensamiento escéptico, en el que el conocimiento tiene un fin práctico para la satisfacción de nuestras necesidades; y el pensamiento interpretativo, donde el conocimiento se crea de la interacción del hombre con el medio, lo que da origen a diversas teorías.
Podríamos decir que lo real tiende a relacionarse con aquello de características propias, comprobable, medible, que es inalterable y muchas veces tangible. No está influido por juicios personales, aunque requieran de una definición dada por las personas. Por su parte, la realidad es más compleja, ya que depende de la interacción particular que se tenga entre lo real y el ambiente, con base en conocimientos previos, experiencia, sentimientos. Esta interacción permitirá una interpretación propia y quizás única de cada persona, una construcción que satisface solo una necesidad particular. Ambos términos son válidos y dependientes entre sí ya que cada uno permite la definición del otro, sin importar cuál corriente filosófica se siga.
Autora: Thamar Ortigoza